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jueves, 12 de octubre de 2017

Próxima inauguración del Centro de Salud en la Ex Liga, un triunfo de la lucha de los vecinos


Luego de 11 años de ininterrumpida lucha vecinal por la recuperación del edificio de la Ex Liga Israelita contra la Tuberculosis ubicado en Fragata Sarmiento 2152, en el barrio de La Paternal para destinarlo a un Centro de Salud Comunitario; el Colectivo por la Recuperación de La Ex Liga Israelita comunica hoy 8 de octubre a los barrios de La Paternal, Villa Gral. Mitre y Caballito, a través de esta radio abierta, su pronta inauguración por cumplimiento de la Ley 3011/09.


Queremos destacar este triunfo no hubiera sido posible sin la lucha de los vecinos. La Ex liga cerró sus puertas en el 2005, luego de 90 años de existencia, desde entonces los vecinos nos organizamos para frenar su remate y lograr su expropiación. Llevamos adelante distintas acciones de lucha: radios abiertas, cortes de calle, campañas por la salud pública y gratuita, vigilias en el edificio, movilizaciones a la Legislatura de la Ciudad, hasta la ocupación por 3 hs del pasillo frente a la oficina de la entonces Presidenta de la Legislatura Sra. Vidal para ser escuchados.

Solo la movilización y el protagonismo de los pueblos permite que sus derechos le sean reconocidos; como dijo un patriota, y desde hace 70 años es frase identificatoria de su sindicato “Sólo el Pueblo salvará al Pueblo”.

lunes, 9 de octubre de 2017

8 de Octubre: nace Perón y muere el Che. Dos Héroes de la Causa Nacional Latinoamericana

Recomendamos la lectura de la Carta del Che a Sábato, donde explica que nada tienen que ver la Revolución Cubana y la "Revolución Libertadora", posición que desmonta el antiperonismo que se le adjudicaba al Che; y la Carta que escribe Perón al conocerse la noticia del asesinato del Che en Bolivia. Dos documentos que los acerca en la lucha por la liberación de la Patria Grande.


El Che sobre el peronismo

La Habana, 12 de abril de 1960
Año de la Reforma Agraria

Sr. Ernesto Sábato
Estimado compatriota:

Hace ya quizás unos 15 años, cuando conocía un hijo suyo, que ya debe de estar cerca de los 20, y a su mujer, por aquel lugar creo que llamado Cabalango, en Carlos Paz, y después, cuando leí su libro Uno y el universo, que me fascinó, no pensaba que fuera usted, poseedor de lo que para mí era lo más sagrado del mundo, el título de escritor –quien me pidiera con el andar del tiempo una definición, una tarea de reencuentro, como usted lo llama, en base a una autoridad abandonada por algunos hechos y muchos fenómenos subjetivos.
Fijaba estos relatos preliminares solamente para recordarle que pertenezco, a pesar de todo, a la tierra donde nací y que aún soy capaz de sentir profundamente todas sus alegrías, todas sus esperanzas y también sus decepciones. Sería difícil explicarle por qué “esto” no es Revolución Libertadora; quizá tendría que decirle que le vi las comillas a las palabras que usted denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquella palabra con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acabo de abandonar, vencido y casi decepcionado. (..) No podíamos ser “libertadora” porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino éramos un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir al viejo; y no podíamos ser “libertadora” porque nuestra bandera de combate no era una vaca sino, en todo caso, un alambre de cerca latifundaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestra INRA. No podíamos ser “libertadora” porque nuestras sirvientas lloraron de alegría el día en que Batista se fue de La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente Country Club que es la misma gente Country Club que usted conociera allá y que fuera a veces sus compañeros de odio contra el peronismo.
Aquí la forma de sumisión de la intelectualidad tomó un aspecto mucho menos sutil que en la Argentina. Aquí la intelectualidad era esclava a secas, no disfrazada de indiferente, como allá, y mucho menos disfrazada de inteligente; era una esclavitud sencilla, puesta al servicio de una causa de oprobio, sin complicaciones, vociferaban simplemente. Pero todo esto no es nada más que literatura. Remitirlo a usted, como lo hiciera usted conmigo, a un libro sobre la ideología cubana, es remitirlo a un plazo de un año adelante. (…)
En la Sierra Maestra un dirigente comunista que nos visitara, admirado de tanta improvisación y de cómo se ajustaban todos los resortes que funcionaban por su cuenta a una organización central, decía que era el caos más perfectamente organizado del universo. Y esta revolución es así porque caminó mucho más rápido que su ideología anterior. Al fin y al cabo, Fidel Castro era un aspirante a diputado por un partido burgués y tan respetable como podía ser el Partido Radical en la Argentina; que seguía las huellas de un líder desaparecido, Eduardo Chibás, de unas características que pudiéramos hallar parecidas a las del mismo Yrigoyen; y nosotros, que lo seguíamos, éramos un grupo de hombres con poca preparación política, solamente una carga de buena voluntad y una ingénita honradez. (…)
Mientras se van agudizando las situaciones externas y la tensión internacional aumenta, nuestra revolución por necesidad de subsistencia, debe agudizarse una vez más, en un círculo vicioso que parece indicando ir estrechándose cada vez más hasta romperse; veremos entonces cómo salimos del atolladero. Lo que sí puedo asegurarle es que este pueblo es fuerte, porque ha luchado y ha vencido y sabe el valor de la victoria; conoce el sabor de las balas y de las bombas y también el sabor de la opresión. Sabrá luchar con una entereza ejemplar. Al mismo tiempo le aseguro que en aquel momento, a pesar de que ahora hago algún tímido esfuerzo en tal sentido, habremos teorizado muy poco y los acontecimientos deberemos resolverlos con la agilidad que la vida guerrillera nos ha dado. Sé que ese día su arma de intelectual honrado, disparará hacia donde está el enemigo, nuestro enemigo, y que podemos tenerlo allá, presente y luchando junto con nosotros. Esta carta ha sido un poco larga y no está exenta de esa pequeña cantidad de pose que a la gente sencilla como nosotros le impone, sin embargo, el tratar de demostrar ante un pensador que somos también eso que no somos: pensadores. De todas maneras estoy a su disposición.

Ernesto "Che" Guevara


Perón sobre el Che: “Uno de los nuestros, quizás el mejor” 


Compañeros:

Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos aquellos que, en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera, luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres del Pentágono mantienen a los pueblos oprimidos.
Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto “Che” Guevara.
Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo que fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ¡Vaya si el “Che” los enmendó!
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que le solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salió hacia México.
Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina.
No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura: el imperialismo, temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de desprestigio. No nos debe sorprender, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se pueden superar sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los monopolios inversionistas del imperialismo.
Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América Latina no van a resolver los problemas nacionales sencillamente porque no responden a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta tarea, la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos.
Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a las nuestras, pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
El peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como Movimiento Nacional, Popular y Revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto “Che” Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica.

Juan Domingo Perón
Madrid, 24 de octubre de 1967